Catalina Barcena
CARGANDO
Algunos recuerdos familiares
enero 15, 2025

Es un honor y una alegría dirigirme a ustedes para compartir algunos recuerdos familiares que unen la historia de mis padres, Juan Calot Pereperez y Encarna Paso, con la figura inmensa de Catalina Bárcena. Aunque sus caminos pudieron haberse cruzado antes, fue tras la muerte de Gregorio Martínez Sierra, en 1948, cuando Catalina regresó a los escenarios en España y reorganizó la Compañía Cómico Dramática Gregorio Martínez Sierra. En esa etapa, mis padres tuvieron la fortuna de trabajar con ella, acompañándola en este proyecto que rendía homenaje a su compañero de vida y arte.

Mi padre solía hablar de Catalina con una admiración profunda. Destacaba su seriedad, su profesionalidad y una ética de trabajo que imponía respeto, todo ello acompañado de una educación exquisita. Durante el tiempo que colaboraron, él fue su mano derecha, gestionando asuntos administrativos y económicos de la compañía. Su papel iba más allá de lo operativo; Catalina confiaba en él plenamente, y esa confianza era un reflejo de su carácter generoso y pragmático. Recuerdo especialmente que mencionaba cómo, en ocasiones, se encargaba de contactar con actores de renombre, como Irene Caba Alba y Emilio Gutiérrez, para organizar contrataciones en nombre de la compañía.

Por otro lado, mi madre, Encarna Paso, siempre evocaba la figura de Catalina como la de una guía y protectora de las actrices jóvenes. Ella no solo compartía su arte, sino que también las cuidaba con un afecto genuino y una dedicación que dejaban una marca imborrable. Les ofrecía consejos, las escuchaba y creaba un ambiente donde podían crecer y desarrollar su talento. Mi madre solía decir que Catalina sabía cuándo arropar y cuándo exigir, lo que la convertía en un ejemplo no solo de maestra, sino también de compañera entrañable.

Entre los recuerdos más especiales que mi madre guardaba de Catalina, destaca una sortija con un camafeo que le regaló, un gesto cargado de cariño y simbolismo. Esa joya la acompañó en uno de los momentos más trascendentales de su carrera: cuando, junto al equipo, recogió el Oscar en Hollywood. Encarna lució la sortija con orgullo y, al recibir el galardón, exclamó con emoción: “Mira, Doña Cata me ha dado suerte”. Esa frase, tan sencilla y poderosa, encapsula el impacto que Catalina tuvo en su vida y en su carrera.

Estas memorias familiares, aunque humildes, están impregnadas de un profundo cariño y respeto hacia Catalina Bárcena. Para mi padre y mi madre, ella fue mucho más que una compañera de trabajo: fue una inspiración constante, una mujer que, con su talento y humanidad, marcó la vida de quienes tuvieron la fortuna de compartir escenario con ella.

Sería maravilloso acompañar estas palabras con la fotografía de mi madre con el Oscar y la sortija, como un testimonio tangible de cómo Catalina Bárcena sigue presente en los grandes momentos de quienes tuvieron el honor de conocerla.

Espero que estas palabras sirvan como un humilde homenaje a una de las figuras más grandes del teatro español, cuyo legado sigue vivo en la memoria de quienes la admiraron y aprendieron de ella.

Con todo mi afecto,
Juan Calot

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